Transformar el futuro sin dañar el presente

Se están llevando a cabo proyectos transformadores de las infraestructuras de transporte para cubrir la creciente demanda de viajes y las aspiraciones de la ciudad de tener una mayor conectividad. ¿Cómo se crea un cambio sustancial en la experiencia del pasajero, la conectividad, el beneficio para el vecindario y la resistencia operativa sin dañar la actual red y la experiencia del transporte?

Desde la importante remodelación de la estación de London Bridge hasta la remodelación de Vienna Hauptbahnhof, la creación de nueva capacidad, la experiencia mejorada y la infraestructura de transporte visualmente atractiva tiene un precio y riesgos.

El resto es grande y tangible. Desde los ingresos por billetes perdidos hasta el descontento de la comunidad y las alteraciones directas, el impacto de una inversión mal gestionada en la infraestructura de transporte puede ser catastrófica para las organizaciones encargadas y sus promotores políticos y económicos. ¿Qué se puede hacer entonces? Los mantras de “tener los ojos bien abiertos”, “la preparación es la clave del éxito” y “aprender rápido es la clave de la supervivencia” pueden sonar banales, pero están corroborados como factores cruciales del éxito.

Ojos bien abiertos

Comprender el valor, ya sea operativo, económico, financiero y de reputación, de la estación de tren/centro de tránsito/cruce de autopistas ofrecerá unos argumentos más claros para invertir en estrategias de transporte alternativas, metodologías de construcción u organización de programas. Prometer sencillamente un “futuro mejor” no eliminará los deseos y necesidades de los pasajeros. Es mejor pues comprenderlos a fondo, priorizar su gestión y comunicarse complemente.

La preparación es la clave

La verdadera preparación es fomentar una fortaleza y resistencia inherentes en todas las organizaciones implicadas. Garantizar la capacidad del personal y equiparlos con las herramientas para cumplir su cometido es necesario, pero no suficiente. El conocimiento individual y colectivo sobre lo que es importante y un sentido de misión facultará una toma de decisiones adecuada, rápida y holística.

Las decisiones minuto a minuto afectarán a miles de viajeros diarios, igual que los millones de gasto que se ponen en hormigón y acero. Debe existir un equilibrio de comprensión entre el negocio inmediato y los resultados del transporte y la implantación final del proyecto.

Aprender a sobrevivir

La supervisión, escuchar, la implicación y las pruebas deben ser continuas durante la implantación del proyecto. Modificar los planos temporales, el suministro de información y las ventas son necesarios para responder a las reacciones imprevistas, y a los impactos estacionales como el clima adverso o las compras de vacaciones. Es una oportunidad para minimizar los trastornos para los pasajeros y para ayudar a mantener una estación/centro/cruce mejor, sin la carga de un titular de periódico que llame la atención sobre los fallos durante la construcción. Entonces, ¿qué significa esto para el renacimiento de la infraestructura de transporte y, yo razonaría, para sus redes de transporte público y de autopistas de las ciudades importantes?

Implica una valoración calculada, fría y dura de los impactos, el conservadurismo en la ambición sobre lo que se puede conseguir, una crueldad para simular y pilotar diferentes escenarios para sus impactos, y la creatividad para aceptar tácticas técnicas, comerciales y conductuales para desarrollar soluciones óptimas. Merece la pena llevar a cabo una reconstrucción cada generación, pero no a cualquier precio.

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